DE RETORNOS Y MOVIMIENTOS.

En esto días parecen ser que son los conceptos de la Física los que se adueñan del vocabulario político y social mexicano. Se habla de movimiento, de resistencia, de fuerzas coercitivas, fricciones, de puntos de apoyo.... parece ser un trabajo analítico más para Newton que para Gramsci o Foucault. ¿Y por qué Newton y no Einstein, Planck o Heisenberg? Porque la cultura política mexicana, todavía cree en que los problemas sociales se resuelven de manera lineal y estructuralista. López Obrador basa su estrategia de defensa del voto en el recuento manual, en la resistencia de los mítines, en la impugnación de las elecciones a través de los tribunales; cuando el fraude es cibernético, cuando la asistencia a los mítines impide la organización real de los actores sociales, al ser más un asunto de convocatoria centrada en el unipersonalismo que en la construcción real de redes alternativas de autogestión. Ello es muy notable ya desde el desafuero. Simplemente los mando a sus casas, inmovilizó una resistencia real contra el sistema, porque desafortunadamente, López Obrador, todavía cree en el sistema, en que es posible darle retoques, arreglarle algunos subsistemas y rutinas. Por eso, su estrategia de campaña se centro en las encuestas, en la presencia en radio y televisión; cuando son en la actualidad los blogs, el podcast, y los foros en la red de redes, los que actúan con mayor celeridad para organizar la resistencia. Sólo lo han visto hasta ahora, pues han sido los foros y los blogs, los que han desenmascarado el fraude.

Algunos hablan de un retorno a 1988, aunque creo, que estamos más cerca del 1984 de Orwell, pero aun más cerca de 1910. López Obrador recuerda más a un Madero, que a un Juárez. Madero llamó a la revolución contra el fraude electoral de Porfirio Díaz, pero tan pronto como logró llegar a la presidencia se alió con los sectores más reaccionarios para formar su gabinete, hasta que este lo traicionó. López Obrador no necesitó llegar a la presidencia para rodearse de los elementos más reaccionarios, ellos fueron los artífices de su campaña y de su fracaso. Lo único exitoso de López Obrador es su gran capacidad de comunicación con las masas, sabe acercarse al mexicano asistencialista que todos llevamos dentro; así, la movilización en su favor, se convierte en una defensa al paternalismo, una defensa del David contra Saúl, en donde nadie repara que David aspira a ser el nuevo rey, pero no a cambiar el sistema que lleva a la perdición y al exilio, se trata de la historia del rey bueno y el rey malo, sin cuestionar la monarquía. ¿Quién cuestiona el presidencialismo? ¿Quien cuestiona el sistema de gobierno y la manera de elegir a los gobernantes? ¿Quién se ha cuestionado si en realidad necesitamos gobernantes?

Por otra parte, está el fracaso de la otra campaña. Fracasó porque se presentó como campaña política y finalmente toco el ámbito electoral. Marcos terminó haciendo campaña electoral e inmovilizó la construcción de redes ciudadanas alternativas, sobre todo cuando renunció ir a los Estados del Norte. Y las movilizaciones en defensa del voto, terminarán por darle el tiro de gracia, por lo que no tendrán mas que montarse en la ola y rearmar la estrategia, una estrategia que considere que el 60% de los mexicanos todavía cree en el sistema electoral y en un cambio por esa vía.