domingo, 10 de junio de 2018

EL LOPEZOBRADORISMO COMO CIUDADANISMO VOLUNTARISTA.

EL LOPEZOBRADORISMO COMO CIUDADANISMO VOLUNTARISTA.

El mismo perro con otro collar (Dicho popular)

Para Marcelino Arias Sandi

Hacia el final de la contienda electoral, la estridencia de quienes se sienten ganadores ofusca no sólo la critica de sus contricantes, sino también aquellas voces que desde la periferia señalan errores, excesos, alianzas ambiguas y su funcionalidad en el sistema de dominación capitalista.

Los defensores a ultranza del lopezobradorismo, se ofenden ante la crítica y señalan a ésta como parte del “complot”, de “alianzas oscuras”, de no “amar a México”, de “hacerle el juego a la derecha”; sin detenerse a razonar si la crítica es correcta o no. Nada debe empañar el sentimiento triunfalista.

Centrado en una estrategia ciudadanista y voluntarista, el lopezobradorismo se presenta como opción democrática frente al capitalismo bursátil. Una opción que no rompe con las reglas del juego y que por supuesto no aspira a superar o a relevar al capitalismo, a lo mucho a paliar y maquillar sus efectos.

Sus seguidores no aspiran mas que a sustituir el látigo por uno de punta suave. Suavizar y “humanizar” al sistema, pero de ninguna forma cambiarlo. Presentándose como apolíticos, como un movimiento de masas, pretenden que la democratización del sistema solucione la crisis recurrente.

Para el lopezobradorismo el problema no es la dominación y la explotación, sino la falta de garantías electorales. Si las elecciones son más participativas, entonces, después del acto de depositar el voto, el engranaje del cambio vendrá desde la nueva élite que gobernará al país.

La gente que sigue a López Obrador golpeada por el capitalismo salvaje que ha precarizado sus ingresos y su medianía de clase, siente que la llegada a la presidencia de su candidato evitará la pérdida de su espacio y volverán sus privilegios y seguridad perdida. Por eso depositan sus acciones en los quehaceres de gobierno; que los gobiernos resuelvan los problemas que los amenazan, sin optar por ninguna organización social horizontal o autogestiva; ya vendrá Obrador y el se hará cargo del asunto.

Creen que si hay más democracia, las corporaciones serán menos salvajes o renunciarán voluntariamente a sus ganancias y al saqueo de riquezas. Según ellos, si el gobierno hace “su tarea” tiene el voto continuista asegurado y si no lo hace, lo“castigarán” con el cambio de voto. Piensan que si le se insufla más ética, los aparatos gubernamentales y sus contratistas serán menos corruptos y se creará un círculo virtuoso que diluya las lacras ahora imperantes y se vislumbre un “mejor futuro.”

Pero el capitalismo no tiene ni palabra, ni voluntad estética, ni ética. Siendo supranacional, impersonal y centrado en sus ganancias hará lo que a sus intereses convenga. No le interesa el gestor, le interesa que su reproducción esté garantizada. Y López Obrador no representa un peligro, por el contrario, hoy día, le ofrece estabilidad. Estabilidad necesaria frente a la vuelta del imperialismo doméstico norteamericano y frente a la globalización procedente de Asia.

Lo lamentable es que tanto la derrota obrera como la antisistémica, sólo ofrece un panorama de abandono, de renuncia, de imposibilidad. Ha sido tan brutal la violencia, la represión, el avasallamiento, que incluso aquellos que otrora se calificaban así mismos de libertarios, tras su renuncia a “crear un nuevo mundo”, nos presentan a dicho mundo encerrado en una boleta electoral donde se tachan las siglas de MORENA como “la Esperanza”. Es el momento de la vía electoral, nos dicen, de no “hacerle el juego a la derecha”, ya habrá tiempos y momentos para corregir el rumbo, ahora, Andrés Manuel nos necesita. Renunciar a la lucha, apostar por el perdón y el olvido, perder la dignidad.

Salir de la lógica electoral es la posibilidad de pensar más allá de la reforma estética del capitalismo. Es pensar más allá del keynesianismo como paradigma de bienestar. Es salir del engaño y volver a mirar dentro de las filas de MORENA a los retrógradas de siempre, a los represores de siempre, a los empresarios de siempre. Y lo mismo aplica a otros partidos, pero no nos centramos en su crítica, porque es MORENA quien se presenta como una propuesta de “izquierdas”.

Es reconocer que no ocurrirá nada mágico después de la jornada electoral. Y que al estar en el gobierno veremos una cara amable aplicando “medidas dolorosas, pero necesarias” para cumplir con las demandas del capitalismo. Al mismo tiempo que se combaten casos de corrupción puntuales, una u otra reforma social que calme los ánimos, mientras el país sigue su derrotero hacia la descomposición.

Usted sabrá si vota o no, pero recuerde: Es el mismo perro, usted elegirá un nuevo collar, pero no podrá elegir que el perro no lo muerda, sólo que ahora moverá la cola antes de hacerlo.

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