DE LLUVIA Y LUZ

DE LLUVIA Y LUZ

Colapsa la lluvia sobre mi ventana
las gotas se aferran al cristal asesino,
infranqueable, cual cruel muralla;
moribundas se abandonan a su destino.

Como soldados en la guerra de Irak,
como electores en un falaz domingo,
como la bolsa en su próximo crack;
mueren las gotas, sin razón, sin sentido

Atraviesa la luz del alba mi ventana,
franquea cual espada al cristal marchito,
cual insurgente que toma la plaza
y libera con su vida al pueblo oprimido

Como los zapatistas en el mes de enero,
como altermundistas en Estados Unidos,
como feministas, redefiniendo al género;
dando aliento, dando razón, dando sentido.

Y abro mi ventana y seco mi llanto,
abro mi alma al sentido humano;
y me convierto en luz, en revolucionario,
de este devenir que ya va llegando.

El ojo del huracán

Las consorcios televisivos y radiofónicos se desgarran las vestiduras e interpelan a sus socios comerciales comúnmente llamados legisladores, en esta nueva redistribución de los dividendos que genera el negocio electoral. Tras la máscara de la “defensa de la libertad de expresión” que ellos mismos han destruido tras la llamada “Ley Televisa”; esta nueva reedición del conflicto chavista contra las megas televisoras, en versión local avisora el reacomodo de fuerzas en las élites del gobierno de facto.

Esta estrategia, no sólo sirvió a las megacorporaciones de los mass media mexicanos para hacer presión al poder legislativo y recordarle los favores adeudados; sino también para distraer en otros cuatro frentes cuyo nivel de crítico debería de ocupar no sólo nuestra preocupación, sino nuestras acciones:

1. La consolidación del discurso bushiano de “guerra contra el terrorismo” en territorio mexicano. Que implicará, curiosamente, en el mismo lugar de los “atentados” la implementación de bases militares norteamericanas y la aplicación del Plan Colombia de forma experimental en el Estado de Veracruz. “Ataques” finamente controlados, sin daños significativos y a nombre de una organización fantasma, sólo puede significar que la estrategia militar está dirigida a crear miedo. Desafortunadamente, salvo la exposición recurrente de los incendios, no se han divulgado detalles técnicos sobre tipos de explosivos, técnica empleada, cómo se logró vulnerar la seguridad, etc. Este discurso de guerra contra el terrorismo está dirigido a borrar del mapa los derechos humanos elementales y a justificar su violación a modo de guerra preventiva.

2. La consolidación del sistema de partidos y el gobierno de facto de Calderón. En esta reforma electoral, los partidos políticos sólo buscan disminuir los gastos que les generan sus propias campañas, pero no tocan ni por casualidad una reforma de Estado. A la vez que le pasan la factura a las radio-televisoras y al IFE, cierran los espacios de participación ciudadana. Nada de hablar de referendum, iniciativa popular, revocación del mandato, candidaturas independientes, segundas vueltas, no relecciones, elección de los miembros de la Suprema Corte de Justicia, validación por sufragio de reformas constitucionales; y mucho menos gobiernos autonómicos, su reforma sólo se reduce a: quiero seguir en el poder, pero a menor costo.

3. Acallar el mensaje de López Obrador. Está muy fresco el fraude electoral, como para recordar en horario familiar que Calderón es un gobernante espurio. De contenido de lugares comunes y sin una propuesta consolidada, Obrador pretendía marcar la línea divisoria entre él y el gobernante panista, pero su discurso, que no por ello interesante, era más adecuado para un debate que como estrategia real contra la próxima agresión fiscal.

4. La agresión fiscal. Si lo que se pretende es continuar con la estrategia de crecimiento cero; y dado que se pretende gravar más a las empresas productivas (vía IETU) y a las remesas de nuestros paisanos (vía el impuesto bancario), lo único que impedirán crecer será el poder adquisitivo de la clase trabajadora, pues los empresarios trasladarán los costos a los trabajadores, generando con ello mayor desempleo. Nada de gravar los ingresos de los capitales golondrinos, ni los ingresos radiotelevisivos, ni la inversión extranjera, nada de disminuir el gasto corriente del aparato burocrático, ni mucho menos los altos sueldos de Calderón y sus asesores.

En fin.... ¿Y a todo esto quien se acuerda del dolor de los damnificados por los desastres gubernamentales en versión huracán?... digo, aparte de las televisoras y telmex que ganan dinero con el dolor ajeno...