sábado, 7 de septiembre de 2013

Más al de mítines y manifestaciones

Mas allá de mítines y manifestaciones.

La oligarquía financiera mundial y sus lacayos que operan el actual Estado mexicano consideran que ha llegado la hora para cerrar el ciclo de entrega de los bienes nacionales.

Han bombardeado escaladamente con reformas legales y segmentación de los conflictos sociales, a fin de evitar tener un sólo frente de resistencia e impedir la articulación de los movimientos ciudadanos.

Por otro lado, tales movimientos ciudadanos, así como los movimientos afines a partidos políticos no tienen un proyecto de nación que no vaya más allá de la resistencia y la retórica de concentración de masas. La oligarquía se considera vacunada contra las estrategias resistivas basadas en el discurso contestatario y crítico que no afecta a sus intereses monetarios o el costo es rentable a mediano plazo. También al haber recuperado plenamente el control de los instrumentos y aparatos electorales, sabe que no hay oportunidad de que la oposición pueda sustituirle.

Antes de plantearnos las estrategias para evitar la privatización de PEMEX, debimos de habernos planteados como quitarle el control al Estado de tal empresa y recuperarla para la nación. PEMEX actualmente no responde ni a los intereses ni a las necesidades de los mexicanos, sino al de los ladrones que la han saqueado, minado y seccionado para su entrega. Más que defender PEMEX, las acciones resistivas debieran de aglutinar la defensa de los recursos naturales en su conjunto. La Oligarquía financiera viene a terminar de apropiarse de los recursos de la nación, no les interesa ni un ápice la empresa en sí, porque la misma desde hace tiempo ya responde a sus intereses, y define su accionar de acuerdo a las condiciones que le impongan los reguladores del mercado. Lo mismo ocurre con la CFE, Caminos y puentes federales, etc. Hace mucho tiempo que se han convertido en sólo oficinas administradoras de la corrupción, mientras el capital nacional y extranjero regentea las utilidades, les fija excesivos costo de producción y transfiere los pasivos a las arcas nacionales.

Por eso, cualquier propuesta, en los momentos actuales, que no pase por afectar los intereses financieros del capital, será pura retórica testimonial y electorera.

¿Y que afectará más a esa oligarquía? ¿Una concentración multitudinaria o la toma a nivel nacional de los pozos petroleros? ¿Una marcha por el paseo de la Reforma o una huelga nacional?

Es el momento de definiciones drásticas, por que drástica es en estos momentos la ofensiva, pero si hoy volvemos optar por más marchas, por concentrar todo el esfuerzo solo para crear un nuevo partido político que derivará en lo que hoy es el PRD, o por esperar a la próxima elección federal para “ver si ahora sí” será un desperdicio y lo que precisamente esperan los saqueadores del país que suceda.

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