CONVENCIÓN NACIONAL DEMOCRÁTICA
Y bien, ahora resulta que los zapatistas siempre sí tenían razón, según Martí Batres Guadarrama, distinguido miembro del círculo íntimo de López Obrador. Ahora sí ven como democráticas y justas las Juntas de Buen Gobierno y las experiencias autonómicas de las comunidades oaxaqueñas. ¿Dónde estaban entonces los perredistas cuando las comunidades zapatistas fueron amenazadas y amedrentadas por conflictos territoriales y acuíferos? Estaban del lado de la represión, más aun, eran los represores. ¿Y dónde estaban cuando se consolidaba el neocacicazgo en Chiapas? Proponiendo como su candidato a Sabines, un flamante cacique y mandando al limbo del olvido a Avendaño. ¿Y dónde andaban cuando la represión en Atenco? De presidentes municipales en favor del desalogo.
Y ahora nos vienen a decir, que sí, que eso de las Convenciones Nacionales Democráticas es lo que necesita el país ¿Y cuando el EZLN convocó a la Convención Nacional Democrática allá en 1994? Ellos no querían saber de “izquierdas violentas”
La Convención perredista no es más que una resistemización de las resistencias en torno a un sueño transitológico del que la élite partidocrática no quiere despertar. Tanto se han creido eso de la transición democrática, que terminaron ahogándose en ella. No es más que un llamado a la inmovilización. ¿Por qué? Porque si realmente hubiera querido eso, lo hubieran fomentado ya desde la Marcha del Color de la Tierra, ya cuando han sido gobierno. Los perredistas sólo patalean por el botín perdido, pero hasta que no demuestren un signo de compromiso con las verdaderas resistencias sociales, no creeré el ese discurso de salvación nacional. ¿Para cuando se manifiestan las redes ciudadanas en Almoloya a favor de la liberación de los presos políticos? Lo harán cuando ellos también lo sean, pero entonces será demasiado tarde.
