En días recientes, una caravana de activistas de los derechos humanos, se dirigían al municipio autónomo de San Juan Copala, con el propósito de romper el cerco paramilitar y llevar víveres y otros artículos de primera necesidad a los habitantes de dicha comunidad. La caravana fue atacada en las proximidades del poblado, resultando muertos algunos de los activistas, mientras que otros habían sido desaparecidos y otros más secuestrados. Con la complicidad del gobierno de Felipe Calderón, el gobernador priísta de la entidad, Ulises Ruiz, ha financiado las operaciones de terrorismo de estado y prometido a los participantes las tierras de los triquis en recompensa. La comunidad continúa sitiada, en tanto que los atacantes han recibido todo el apoyo militar y policiaco y la garantía de que sus actos no sólo quedarán impunes, sino que hasta lograrán prebendas y mayores recursos económicos por los mismos. El asesino gobernador oaxaqueño, acusó a los triquis y a los activistas de ser los provocadores de dicha situación y que eran los únicos culpables de su muerte.
El día de ayer, un buque con víveres y otros artículos de primera necesidad, se dirigían a la región de Gaza, en Palestina, con el propósito, además de otorgar hacer llegar toda la ayuda humanitaria posible. El buque fue atacado por el gobierno naziisraelí que ocupa ilegalmente la región, muriendo varios activistas, mientras que otros buques que con el mismo propósito humanitario se dirigían a la zona, fueron amedrentados e instados a abandonar cualquier intento de hacer llegar sus víveres a los palestinos. El gobierno satélite israelí, en tanto sigue recibiendo todo el apoyo financiero y militar de occidente, para llevar a cabo la limpieza étnica en la región. El primer ministro señaló que los activistas y los palestinos eran culpables de ser provocadores de tal situación, y que eran los únicos culpables de su muerte.
En México, la Suprema Corte, sólo señaló que Ulises Ruiz era culpable de enturbiar y participar activamente a favor de los candidatos del PRI, pero que para tales acciones no había sanción; y que en cuanto a su responsabilidad en los hechos de San Juan Copala, no había elementos para determinar su participación.
Las Naciones Unidas y la OTAN, señalaron que Israel podía ser culpable de la situación, pero que dadas las circunstancias, actuaba en legítima defensa de su soberanía, y que no había elementos suficientes para sancionarle.
¿Verdad que se parecen en sus elementos fundamentales dichos acontecimientos?
¿No nos habla esto de una estrategia de dominación y de colonización que tiene elementos de ejecución que siguen un mismo patrón?
Es por ello, que no podemos pensar en los ataques a la comunidad de San Juan Copala, y el asesinato de los activistas de derechos humanos, como un hecho aislado, o propio de la idiosincrasia mexicana o indígena, sino que es una estrategia global en contra de los pueblos originarios, ya sean palestinos, kurdos o indígenas. Los mismos que fabrican y les venden las armas a los paramilitares en Oaxaca, son los mismos que lo hacen en Israel en su guerra de conquista en Palestina. Su economía, basada en la dinámica de la guerra y asalto territorial, sigue el mismo modelo, con algunos matices, es cierto, pero el mismo; así que las luchas de resistencia, no pueden seguir accionando en forma aislada, no ya sólo en el plano nacional, sino global.
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