miércoles, 1 de febrero de 2006

LA DIFERENCIA OLVIDADA

LA DIFERENCIA OLVIDADA


Desde su aparición pública, el EZLN ha destacado el diálogo a partir del reconocimiento de las diferencias entre los interlocutores, recalcando, en su caso esa diferenciación que llamamos indígena. A su vez, ha entablado diálogos con otros sectores diferenciados como son los homosexuales, las lesbianas, las mujeres, los jóvenes.
Pero no es sino hasta la visita del Delegado Zero a la zona Norte de Chiapas que el vocero de los zapatistas expresó públicamente su agradecimiento a los grupos evangélicos que le dieron apoyo durante los aciagos días de enero de 1994.
Desafortunadamente, ese reconocimiento a los grupos religiosos no católicos no ha estado integrado como interlocutor de la Otra Campaña, sino por el contrario, de manera tácita es discriminado en los documentos de trabajo que constituyen la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Esto quizá se deba a que existe una participación activa de grupos y sacerdotes católicos alineados a la “opción por los pobres” y a la teología de la liberación en la conformación de este proyecto.
En la propuesta denominada “El gobierno Federal Autónomo” leemos en el apartado sobre las iglesias:

“Las distintas iglesias también serán juzgadas por su papel en esta revolución, y lo mismo se les invita a impulsar la victoria secundando a los padres de nuestra Independencia como Miguel Hidalgo, José María Morelos, Ignacio López Rayón, Mariano Matamoros, José Sixto Verduzco, José María Cos… todos ellos sacerdotes del “bajo” clero, cuyos tesoros eran los pobres. Vaya, agradarán al gobierno autónomo las iglesias que NO fomenten la competencia, el individualismo, la apatía política, la resignación a la suerte de miseria, la obediencia a las falsas autoridades, la justicia en otra vida o todo lo que se considere opio y enajenación del pueblo. Queremos que repitan lo que dijo Hidalgo: A la independencia de México yo la vi en el evangelio. Que exhorten al gobierno a cesar la represión como hizo Monseñor Romero en El Salvador. Queremos iglesias cuyos estandartes enarbolen la liberación popular, como hicieron con la virgen de Guadalupe dichos padres de la patria. Iglesias insurgentes de la religión que sea, no del hombro con los opresores que se corroen y apolillan sino con los pobres. Así que no caerá en gracia la iglesia enraizada con los ricos que aborrezca la revolución traicionando el evangelio.* Ni serán agradables las sectas infiltradas al país para ocasionar ruptura social y división entre los mexicanos.

En este mensaje perviven algunos conceptos equivocados sobre la pluralidad de religiones y un referente histórico estrecho. Si bien, efectivamente, algunos grupos religiosos pudiesen estar más ligados a los intereses de la clase dominante, es generalmente el alto clero católico y sus sectas internas como el Opus Dei o los Legionarios de Cristo, los más estrechamente ligados, pero no existe en México una organización evángelica, cristiana, o de otras religiones minoritarias, ligadas a los grupos dominantes.
En el caso de las Iglesias Evangélicas Tradicionales, como son los Metodistas, los Bautistas, los Presbiterianos, sus relaciones con el Estado Mexicano han sido siempre de respeto, y siempre han optado más por defender el laicismo que por favorecer la participación activa de las iglesias en la vida política. Fueron estos grupos y no el clero católico quien apoyó a Juárez, y que participaron activamente con los zapatistas en su lucha revolucionaria contra Díaz y Huerta. De estas organizaciones emanaron las primeras misiones alfabetizadoras en la época de Cárdenas. Además, sus direcciones son nacionales y sólo tienen relaciones fraternas con organizaciones internacionales de su misma filiación.
En lo que se refiere a los grupos pentecostales, sus formas de organización es generalmente autónoma y salvo los grupos asociados con teleevangelistas, su participación y visión social tiende a organizar a sus feligreses en proyectos de desarrollo social.
Con respecto a los Testigos de Jehová y los Santos de los Últimos Días, los primeros tienden a tener relaciones distantes con el Estado y a fomentar la autonomía entre sus miembros, los segundos, con sus programas de autosuficiencia y una marcada política de separación de la iglesia del estado, se centran más en la autogestión.
Por tanto, es un mito que debe de ser ya superado eso de “sectas infiltradas en el país para ocasionar ruptura social y división de los mexicanos” No es la creencia religiosa particular lo que divide a los mexicanos, sino las relaciones de desigualdad y opresión. En el caso mexicano no existe evidencia de que las iglesias no católicas (y no sectas, como se usa peroyativamente) hayan causado división en el país o en las comunidades. Las divisiones comunitarias se deben principalmente a la intolerancia religiosa. También debemos desarraigar la idea subyacente, de que ser indígena y mexicano es ser católico-guadalupano, con “tradiciones que nos dan identidad”, sino que por el contrario, debemos analizar si dichas “tradiciones” constituyen un referente para analizar la mexicanidad o si por el contrario, nos envuelven en el estado de cosas que han creado la crisis social en que vivimos.
Yo no niego que haya grupos afines al poder no católicos, como el caso de la Luz del Mundo y su relación con Calles y el PRI, pero en general han sido los representantes del alto clero católico los que han puesto en riesgo la integridad nacional.
Es necesario que en el reconocimiento de la diversidad que propugna el EZLN y los adherentes a la sexta, se haga mención y se reconozca de manera positiva los aportes de los no católicos y de los que no profesan alguna religión a la construcción de la nueva nación

No hay comentarios.:

GUARDIA NACIONAL: CONSOLIDANDO LA MILITARIZACIÓN REGIONAL

GUARDIA NACIONAL: CONSOLIDANDO LA MILITARIZACIÓN REGIONAL En 1997, siendo el primer jefe de gobierno electo del entonces Distrito Fede...