martes, 19 de enero de 2010

Haití y el negocio de la tragedia.


He escuchado y leído en los últimos días las teorías y opiniones más dispares sobre las causas del terremoto en Haití. Que si fue la aplicación experimental del del proyecto HAARP, que si el dios de los cristianos los castigó por practicar el vudú y actos “satánicos”, que si es por “la maldición de Caín”, que eso cumple las profecías mayas/de la monja/del pastor fulano; que eso les pasa por sidosos, etc. etc. Pero la explicación de la tragedia es mucho más sencilla: Haití ha sido el laboratorio de las políticas neoliberales y belicistas del imperialismo estadounidense. No por obvio, resulta menos trágico.
No pasaré a dar un listado sobre el PIB, el PNB, y demás valores macroeconómicos de la nación haitiana, para los mismos, podrán encontrar una buena colección de indicadores sobre Haití en casi cualquier página de la Red, en estos días. Quiero reflexionar sobre el modelo de “ayuda” a los haitianos.
El modelo tampoco es nuevo, pero ha mejorado sensiblemente desde el huracán Katrina y la tragedia de Nueva Orleans. Haití y su miseria simplemente no existían para los grandes consorcios de la publicidad hace un a semana, hoy dichos consorcios y multinacionales, se aprestan a “ayudar”. Pero el modelo de ayuda, es la versión 2.0 de los teletones. La imagen del pobre haitiano que lo ha perdido todo (En realidad, desde 2004, ya lo habían perdido casi todo), vende muy bien los espacios televisivos en horarios de mayor audiencia. Los bancos, no dejan de cobrar comisiones para gestionar cuentas para “ayuda a los damnificados”, y por supuesto, el FMI se apresta a proporcionar nuevos créditos financieros (que de regalar dinero nada) a los políticos corruptos, operarios de Wall Street, que regentean la isla.
El modelo de “rescate es como sigue: Se envían avanzadas de ONG que con banderas de caridad socialcristiana, preparan el terreno para mediar en los territorios de ocupación, y dar la “cara amable” de la misma. Paralelamente, se envían tropas de control, tanto para apoderarse de las riquezas, como para proteger los negocios de las multinacionales. Posteriormente, vienen las multinacionales y grupos de presión para terminar de privatizar los sectores aun en manos del estado-nación, al mismo tiempo que reciben los fondos para la reconstrucción, construcción que cobran a precios exhorbitantes. De tal forma que los fondos financieros y las riquezas nacionales, terminan por pasar de manos de lo que queda del Estado a las multinacionales. Ellas prestan el dinero, se lo pagan a sí mismas y cobran intereses altísimos por el “servicio” de quedarse gratis con el patrimonio y la infraestructura de la nación o región ayudada. Así ha sido en Irak, Nueva Orleans, o en Cancún y Villahermosa, México.
¿Qué pasará cuando se acabe la rentabilidad mediática de Haití, cuando los vídeos y fotos de la tragedia ya no vendan espacios publicitarios, ni permitan a las empresas deducir impuestos o la transferencia de fondos públicos a privados disminuya? Pues a buscar otra tragedia, y si no crearla. Así funciona el capitalismo de la catástrofe.
Y lo peor de la tragedia está por verse. Esa gente ya traía machetes oxidados antes del terremoto, ya tenía hambre, muchos ya no tenían casas y morían de enfermedades curables antes del terremoto; y el mundo no volteaba a verlos ¿Por que eran negros? ¿Por que eran una nación de ex-esclavos? ¿Porque no eran cristianos fundamentalistas? ¿Porque eran el laboratorio ocidental del neoliberalismo?
Ahora todos quieren mercar con el salvamento y la reconstrucción; y tomarse la foto con los más pobres entre los pobres de América y tener algo “nice” para “colgar en el “facebook”
¿Para cuando miraremos a nuestro propio Haití en las montañas y las Costas de Guerrero y Oaxaca? ¿O es que los negros de la Costa de Guerrero y Oaxaca nos parecen feos?
La pobreza, es un negocio muy redituable en estos días ¿¿Cuanto no ha ganado Televisa con estas transmisiones sensibileras de la tragedia? ¿Y los bancos?
Y viendo la tragedia Haitiana, nos olvidamos de cuanta gente acá ahora muere de hambre. Y ya hasta hay quien siente que con Calderón y su política de guerra estamos en el paraíso.
Habrá quien prefiera rezar y con eso tranquilizar su conciencia. Yo, particularmente, ni de broma mandaría dinero para “los damnificados”, que se muy bien a que bolsillos terminan. Igual con los víveres , quizá lleguen, quizá no.
Así que, aquí cerca, en mi colonia empotrada entre los cerros de mi ciudad rural, con calles de barro y con fríos que “calan” los huesos. Aquí donde la luz a veces llega y a veces no, dónde el agua potable color café me llega cada sábado; y dónde mi vecino, obrero de la construcción se ha quedado sin trabajo, y lo he visto sumido su rostro ante la desesperación de no tener dinero para esta semana, quizá parte de mi despensa y comida alivie un poco su dolor... Mi tierra no es Haití, pero como se le parece...

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy interesante. Coincido en gran medida con vos.

Hoy en día poca gente mira sin apegarse al consumismo mediático y sin tener un razonamiento más allá de lo que le quieren mostrar, y es muy valorable que, a pesar de que mucha gente te tilde de ser seguidor de "teorías conspirativas" (como una vez leí por ahí), muestres tus pensamientos.

Porque tanto el malo como el ignorante pueden hacer daño, ya sea con su acción u omisión, y los monopolios de la información (o desinformación) no necesariamente mienten, sino que al omitir cosas, mostrando todo el día una sóla noticia, tapan una realidad mundial en general desastrosa, que mucha gente prefiere no ver.

Y es así como "Miente, miente, que algo quedará". Aunque también "la culpa no es del chancho, sino del que le da de comer". Y se esa forma se entra en un círculo vicioso.

Saludos :)

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