112 años de prisión era la condena para los luchadores en defensa de la tierra de Atenco. Exhorbitante, brutal. Hoy hubo sensatez, una respuesta racional que no por certera, ha sido gratuita. Este auto de libertad no es una concesión, sino el resultado de la lucha organizada de los pobladores de Atenco, de miembros de la Otra Campaña y demás organizaciones sociales que, con tenacidad, heroísmo y solidaridad han logrado este triunfo de la justicia. Pero también es un llamado a no olvidar: No olvidar que la represión, la tortura, la vejación y el despojo es el modo de proceder del Partido Revolucionario Institucional que hoy quiere presentarse a la nación como garante de la gobernabilidad bajo el rostro marca televisa de Enrique Peña Nieto.
No olvidar, que en la lucha por la liberación de los presos de Atenco, han sido las mujeres la vanguardia. Su valentía, su tenacidad, deben ser un ejemplo permanente para quienes desean construir un México más justo.
"Organícense, podemos ganar" ha dicho Trini con voz victoriosa. "No debemos tolerar la injusticia cotidiana" Ha dicho Ignacio. Que ambas frases constituyan nuestro motor de lucha.
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